El síndrome del intestino irritable (SII) es uno de los trastornos gastrointestinales más frecuentes en España, afectando aproximadamente al 15% de la población. Se caracteriza por dolor abdominal recurrente, cambios en el hábito intestinal, distensión abdominal y alteraciones en la consistencia de las deposiciones. Los síntomas pueden variar entre episodios de diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos.
En las farmacias españolas encontramos diversos medicamentos efectivos para el manejo del SII. La mebeverina y trimebutina actúan como espasmolíticos, reduciendo los espasmos intestinales y aliviando el dolor. Para episodios diarreicos, la loperamida proporciona un control rápido y eficaz. Los probióticos específicos, como Lactobacillus plantarum y Bifidobacterium infantis, han demostrado beneficios significativos en el reequilibrio de la microbiota intestinal y la reducción de síntomas.
La dispepsia funcional se manifiesta como molestias en la parte superior del abdomen sin causa orgánica identificable. Sus principales síntomas incluyen sensación de plenitud precoz, dolor epigástrico, ardor y náuseas tras las comidas. Las causas pueden relacionarse con alteraciones en la motilidad gástrica, hipersensibilidad visceral y factores psicosociales.
El tratamiento farmacológico incluye inhibidores de la bomba de protones como omeprazol y pantoprazol, que reducen la acidez gástrica. La domperidona mejora la motilidad digestiva y alivia los síntomas de plenitud. Los antiácidos de venta libre, como el almagato, proporcionan alivio inmediato de los síntomas leves.
La ERGE es una patología crónica que afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes españoles. Se produce cuando el ácido gástrico refluye hacia el esófago de manera persistente, causando síntomas como pirosis, regurgitación ácida, dolor torácico y dificultad para tragar. Los factores de riesgo incluyen obesidad, embarazo, hernia hiatal y ciertos medicamentos.
Las complicaciones pueden ser graves, incluyendo esofagitis erosiva, úlceras esofágicas y esófago de Barrett. El tratamiento de elección son los inhibidores de la bomba de protones:
Los antagonistas H2 como famotidina representan una alternativa para casos leves o como terapia de mantenimiento.
La acidez ocasional difiere de la ERGE crónica por su aparición esporádica, generalmente relacionada con comidas copiosas, alimentos picantes o situaciones de estrés. No presenta las complicaciones asociadas a la enfermedad crónica y responde bien a tratamientos sintomáticos.
Para el alivio inmediato, los antiácidos como almagato o las combinaciones de hidróxido de aluminio y magnesio neutralizan rápidamente el ácido gástrico. Las medidas dietéticas incluyen evitar alimentos grasos, chocolate, café y alcohol, mientras que las modificaciones del estilo de vida contemplan elevar la cabecera de la cama y mantener un peso adecuado.
Las úlceras pépticas son lesiones en la mucosa del estómago o duodeno, frecuentemente relacionadas con la infección por Helicobacter pylori, una bacteria que debilita la barrera protectora del estómago. En España, el tratamiento erradicador constituye la terapia de primera línea y combina varios antibióticos de forma simultánea.
El tratamiento farmacológico incluye:
La gastritis se presenta en formas agudas y crónicas, causada principalmente por factores como medicamentos antiinflamatorios, alcohol, estrés o infecciones bacterianas. Los medicamentos gastroprotectores disponibles en farmacias españolas incluyen inhibidores de la bomba de protones y antagonistas H2. Es fundamental el diagnóstico médico previo para determinar el tratamiento más adecuado y descartar complicaciones graves.
El estreñimiento crónico afecta significativamente la calidad de vida, caracterizándose por evacuaciones infrecuentes, heces duras y sensación de evacuación incompleta. Se clasifica según su origen en funcional o secundario a otras patologías.
Los tratamientos farmacológicos disponibles incluyen:
La diarrea puede originarse por causas infecciosas (virus, bacterias, parásitos) o no infecciosas (medicamentos, intolerancias alimentarias). El tratamiento sintomático incluye antidiarreicos como loperamida, que reduce la motilidad intestinal, y racecadotrilo, que disminuye la secreción intestinal. Las sales de rehidratación oral son esenciales para prevenir la deshidratación, especialmente en casos prolongados o en poblaciones vulnerables.
La enfermedad de Crohn es una patología inflamatoria crónica que puede afectar cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano. Se caracteriza por presentar inflamación transmural y distribución discontinua, siendo más frecuente en el íleon terminal y colon. Los tratamientos disponibles en España incluyen inmunosupresores como azatioprina y metotrexato, que ayudan a controlar la respuesta inmunitaria excesiva. Las terapias biológicas representan una opción avanzada para casos refractarios, incluyendo anti-TNF como infliximab y adalimumab, disponibles en el sistema sanitario español bajo prescripción especializada.
La colitis ulcerosa se diferencia de la enfermedad de Crohn por afectar exclusivamente el colon y recto, con inflamación limitada a la mucosa y distribución continua. El tratamiento farmacológico se basa principalmente en aminosalicilatos como mesalazina y sulfasalazina, considerados de primera línea para inducir y mantener la remisión. Los corticosteroides, tanto tópicos como sistémicos, se utilizan en brotes agudos, siendo la prednisolona oral y los enemas de budesonida opciones frecuentemente prescritas en las farmacias españolas.
La hepatitis y esteatosis hepática representan patologías prevalentes relacionadas con factores como el alcohol, virus, medicamentos y síndrome metabólico. La prevención incluye vacunación contra hepatitis A y B, moderación en el consumo de alcohol y control del peso corporal. Los hepatoprotectores disponibles en farmacias españolas incluyen:
Los cálculos biliares pueden causar dolor abdominal intenso, náuseas, vómitos y fiebre cuando se complican con colecistitis. El tratamiento médico incluye analgésicos, antiespasmódicos y ácido ursodesoxicólico para disolver cálculos de colesterol pequeños. Es fundamental consultar inmediatamente al especialista ante dolor abdominal severo, ictericia, fiebre persistente o vómitos incoercibles, ya que pueden indicar complicaciones graves que requieren intervención quirúrgica urgente.