Los antiinflamatorios son medicamentos diseñados para reducir la inflamación, el dolor y la fiebre en nuestro organismo. Su función principal es bloquear la producción de sustancias químicas llamadas prostaglandinas, que son responsables de desencadenar la respuesta inflamatoria en los tejidos.
Estos fármacos actúan inhibiendo enzimas específicas como la ciclooxigenasa (COX), interrumpiendo así la cascada inflamatoria y proporcionando alivio sintomático. La inflamación aguda es una respuesta natural y beneficiosa del cuerpo ante lesiones o infecciones, caracterizada por enrojecimiento, calor, hinchazón y dolor. Por el contrario, la inflamación crónica persiste en el tiempo y puede dañar los tejidos sanos.
Los antiinflamatorios están indicados en diversas situaciones como dolores musculares, artritis, lesiones deportivas, dolor dental, cefaleas y procesos febriles. Su uso debe ser siempre supervisado por un profesional sanitario para garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento.
Los AINE representan el grupo más común de antiinflamatorios disponibles en España. Incluyen medicamentos como ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco y ácido acetilsalicílico. Son efectivos para tratar dolor leve a moderado e inflamación, actuando mediante la inhibición de las enzimas COX-1 y COX-2.
Los corticoides, como la prednisolona o hidrocortisona, son más potentes que los AINE y se reservan para inflamaciones severas o enfermedades autoinmunes. Requieren prescripción médica y seguimiento estricto debido a sus posibles efectos secundarios.
Estos medicamentos se aplican directamente sobre la piel en forma de geles, cremas o parches. Ofrecen alivio localizado con menor riesgo de efectos sistémicos.
En el mercado farmacéutico español encontramos una amplia variedad de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) que ofrecen soluciones efectivas para el alivio del dolor y la inflamación. El ibuprofeno se presenta como uno de los más utilizados, disponible en marcas reconocidas como Espidifen, Nurofen y en su presentación con arginina para una absorción más rápida.
El diclofenaco, comercializado principalmente como Voltaren y Cataflam, destaca por su eficacia en dolores musculoesqueléticos. Para tratamientos más prolongados, el naproxeno (Antalgin, Naprosyn) ofrece una acción de larga duración. El ketoprofeno, conocido por sus presentaciones Fastum y Orudis, es especialmente efectivo en aplicación tópica.
Cada uno de estos medicamentos requiere prescripción médica y debe utilizarse siguiendo las indicaciones del profesional sanitario para garantizar un uso seguro y efectivo.
Los medicamentos antiinflamatorios constituyen una herramienta fundamental en el tratamiento de múltiples patologías que cursan con dolor e inflamación. En el ámbito musculoesquelético, son especialmente efectivos para aliviar el dolor muscular y articular, proporcionando mejora significativa en la calidad de vida de los pacientes.
La artritis y artrosis representan dos de las indicaciones más frecuentes para estos medicamentos. Los antiinflamatorios reducen la inflamación articular y mejoran la movilidad, permitiendo a los pacientes mantener sus actividades cotidianas con mayor comodidad.
En el ámbito deportivo, las lesiones deportivas encuentran en los AINEs un aliado para acelerar la recuperación. Las mujeres experimentan alivio significativo del dolor menstrual, mientras que cefaleas, migrañas y dolor dental también responden favorablemente a estos tratamientos. Finalmente, condiciones como tendinitis y bursitis mejoran notablemente con terapia antiinflamatoria adecuada, reduciendo tanto el dolor como la limitación funcional asociada.
La dosificación de antiinflamatorios debe adaptarse cuidadosamente a la edad y peso del paciente. En adultos, la dosis habitual oscila entre 400-600 mg de ibuprofeno cada 6-8 horas, sin exceder 2.400 mg diarios. Para niños, se calcula aproximadamente 10 mg por kilogramo de peso corporal cada 6-8 horas. Los adultos mayores requieren dosis menores debido a cambios en el metabolismo.
El tratamiento con antiinflamatorios debe limitarse al mínimo tiempo necesario para controlar los síntomas, generalmente no más de 7-10 días sin supervisión médica. Es recomendable tomarlos con las comidas o leche para reducir la irritación gástrica. Si olvida una dosis, tómela tan pronto como lo recuerde, pero nunca duplique la dosis siguiente.
Los antiinflamatorios están contraindicados en personas con úlcera péptica activa, sangrado gastrointestinal, insuficiencia renal o hepática grave, e hipersensibilidad conocida al principio activo. También deben evitarse en el tercer trimestre del embarazo y en pacientes con insuficiencia cardíaca severa.
Los efectos adversos más frecuentes incluyen molestias gastrointestinales como náuseas, dispepsia, dolor abdominal y diarrea. También pueden presentarse mareos, cefalea y retención de líquidos. En tratamientos prolongados existe riesgo de úlceras gástricas y problemas cardiovasculares.
Los antiinflamatorios pueden interactuar con anticoagulantes, diuréticos, antihipertensivos y litio, potenciando sus efectos. Durante el embarazo y lactancia, solo deben usarse bajo estricta supervisión médica. En niños menores de 6 meses y adultos mayores de 65 años se requiere especial precaución y ajuste de dosis.
Es fundamental consultar al farmacéutico o médico ante cualquier duda sobre el uso seguro de estos medicamentos, especialmente si padece enfermedades crónicas o toma otros tratamientos de forma habitual.