Los analgésicos son medicamentos diseñados para aliviar o eliminar el dolor sin causar pérdida de conciencia. Funcionan interfiriendo con la transmisión de las señales dolorosas desde el sitio de la lesión hasta el cerebro, actuando en diferentes niveles del sistema nervioso.
Es fundamental distinguir entre dolor agudo y crónico. El dolor agudo es una respuesta protectora temporal ante una lesión o enfermedad, mientras que el dolor crónico persiste más allá del tiempo normal de curación y puede convertirse en una condición médica por sí misma. El tratamiento adecuado del dolor es esencial para mantener la calidad de vida y prevenir complicaciones.
Los principales receptores del dolor incluyen los nociceptores, que detectan estímulos dañinos como calor, presión o sustancias químicas. Los analgésicos actúan a nivel del sistema nervioso mediante diferentes mecanismos:
Los AINE son medicamentos que reducen la inflamación, el dolor y la fiebre mediante la inhibición de las enzimas ciclooxigenasas (COX). Entre los más utilizados en España encontramos el ibuprofeno (disponible como Espidifen, Neobrufen, Dalsy), especialmente eficaz para dolores musculares y articulares. El diclofenaco (Voltaren, Cataflam) es particularmente útil para procesos inflamatorios intensos, mientras que el naproxeno (Antalgin, Nalgesin) ofrece una acción prolongada ideal para dolores crónicos.
El paracetamol (Gelocatil, Efferalgan, Termalgin) actúa principalmente a nivel del sistema nervioso central, siendo efectivo contra el dolor y la fiebre sin propiedades antiinflamatorias significativas. Sus principales indicaciones incluyen cefaleas, dolor dental, dolor menstrual y estados febriles.
La diferencia principal entre antiinflamatorios y paracetamol radica en que los AINE combaten la inflamación mientras que el paracetamol no. Los AINE están contraindicados en úlcera péptica activa, insuficiencia renal grave y alergia conocida, mientras que el paracetamol debe usarse con precaución en hepatopatías.
Los analgésicos opioides representan la opción terapéutica más potente para el manejo del dolor moderado a severo. Estos medicamentos actúan sobre los receptores opioides del sistema nervioso central, proporcionando un alivio significativo cuando otros analgésicos no son suficientes.
Los opioides débiles constituyen el primer escalón en el tratamiento del dolor moderado. La codeína, disponible en España como Codeisan y Fludan Codeína, se utiliza frecuentemente para dolor postoperatorio y tos seca. El tramadol, comercializado como Adolonta, Zytram y Tridural, ofrece un perfil de seguridad favorable con menor riesgo de depresión respiratoria.
Para dolor severo se emplean opioides potentes como la morfina (MST Continus, Sevredol), el fentanilo (Durogesic, Actiq) y la oxicodona (Oxycontin, Oxynorm). Estos medicamentos requieren prescripción médica especializada y seguimiento estricto debido a su potencia analgésica y potencial de dependencia.
En España, estos medicamentos están sujetos a un sistema de prescripción controlada con recetas especiales de estupefacientes. Los efectos secundarios incluyen somnolencia, náuseas, estreñimiento y riesgo de dependencia física, por lo que su uso debe ser siempre supervisado por profesionales sanitarios.
Los analgésicos tópicos ofrecen una alternativa eficaz para el tratamiento localizado del dolor, especialmente en afecciones musculoesqueléticas. Su aplicación directa sobre la zona afectada permite concentrar el efecto terapéutico minimizando los efectos sistémicos.
Las formulaciones tópicas más populares incluyen Voltaren Emulgel con diclofenaco, Flogoprofen gel y Radian B. Estos productos penetran a través de la piel para reducir la inflamación y el dolor en músculos y articulaciones, siendo especialmente útiles en contusiones, esguinces y dolor articular.
Los parches de capsaicina proporcionan alivio prolongado en neuralgias, mientras que los parches de lidocaína como Versatis son efectivos en dolor neuropático localizado, ofreciendo hasta 12 horas de anestesia local.
La aplicación correcta requiere piel limpia y seca, aplicando 2-3 veces al día según indicaciones médicas, evitando heridas abiertas y mucosas.
Los analgésicos combinados representan una solución eficaz para el tratamiento del dolor cuando un solo principio activo no proporciona el alivio necesario. Estas formulaciones aprovechan los efectos sinérgicos de diferentes componentes para mejorar la eficacia analgésica.
Entre las combinaciones más utilizadas en España encontramos el Termalgin Codeína, que combina paracetamol con codeína para dolores moderados a intensos. El Espidifen Arginina une ibuprofeno con arginina para mejorar la absorción y reducir el tiempo de acción. La Cafiaspirina combina ácido acetilsalicílico con cafeína, potenciando el efecto analgésico especialmente en cefaleas.
Los triptanes como el sumatriptán (Imigran, Sumatriptán Stada) y el rizatriptán (Maxalt) son medicamentos específicos para el tratamiento de crisis migrañosas. Actúan selectivamente sobre los receptores serotoninérgicos, proporcionando alivio rápido y efectivo del dolor pulsátil característico de la migraña.
Para el dolor de origen nervioso se emplean medicamentos como la pregabalina (Lyrica) y la gabapentina (Neurontin), especialmente eficaces en condiciones como la neuralgia postherpética, la neuropatía diabética y otros síndromes de dolor neuropático crónico.
El uso responsable de analgésicos es fundamental para garantizar su eficacia y minimizar riesgos. La dosificación debe adaptarse siempre a la edad, peso corporal y gravedad del dolor, siguiendo estrictamente las indicaciones del prospecto o las recomendaciones del profesional sanitario.
Es importante solicitar consejo profesional cuando el dolor persiste más de 3-5 días, se intensifica progresivamente, o cuando se requiere aumentar la dosis habitual. También ante dudas sobre interacciones con otros medicamentos o si aparecen efectos adversos.
Los síntomas de alarma incluyen reacciones alérgicas, dolor abdominal intenso, vómitos persistentes o alteraciones en la función renal. Las alternativas no farmacológicas como aplicación de frío/calor, fisioterapia y técnicas de relajación pueden complementar eficazmente el tratamiento analgésico.